Sobrevivir al silencio: joven madre relata experiencia cercana a la muerte tras dar a luz | NCR Noticias


Lo que para muchos representa uno de los momentos más felices de la vida, para Samantha Mangilit, una joven artista de 29 años residente en Orlando, Florida, estuvo a punto de convertirse en el último. A un mes de haber dado a luz a su hija Zuma, Samantha sufrió una grave hemorragia posparto que casi le cuesta la vida y la llevó a una experiencia que ella misma describe como “paz total… pero sin luz al final del túnel”.


De la alegría al miedo: una complicación inesperada

Samantha recuerda que todo parecía ir bien tras el nacimiento de su hija por cesárea. Aunque el procedimiento fue una emergencia, la recuperación fue considerada normal. Sin embargo, semanas después, comenzó a sangrar de forma descontrolada mientras celebraba su aniversario con su esposo.

“Me desperté empapada en sangre. La cama, la ropa, el colchón… todo estaba rojo”, relató al Daily Mail.

Al llegar al hospital, los médicos descubrieron que había perdido cuatro litros de sangre. Fue diagnosticada con un pseudoaneurisma en la arteria uterina derecha, una acumulación de sangre peligrosa que puede romperse y provocar una hemorragia masiva.

Un viaje hacia lo desconocido: así se sintió “morir”

Durante la crisis, Samantha llegó a tener una hemoglobina de apenas 3 (cuando el nivel normal es mayor a 12) y su frecuencia cardíaca cayó a 52. En ese estado crítico, ella misma sintió que su cuerpo se apagaba.

“Todo estaba oscuro, silencioso. No había túnel, ni luces, ni seres queridos. Solo una paz profunda que me decía que era hora de dormir”, contó.

Los doctores la estabilizaron de urgencia y la llevaron a cirugía. El procedimiento duró cuatro horas, durante las cuales identificaron y controlaron el vaso sanguíneo que estaba provocando el sangrado. Samantha sobrevivió, pero pasó semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), separada de su recién nacida.

El precio emocional de una madre en recuperación

Estar lejos de su hija fue lo más doloroso. “Solo quería tenerla cerca, abrazarla. Seguíamos en la etapa de crear ese vínculo madre-bebé y sentía que lo estaba perdiendo todo”, expresó entre lágrimas.

Aunque su esposo consideró llevar a Zuma al hospital, ambos decidieron que no era seguro por los riesgos de infección.

Cuando Samantha regresó a casa, pudo finalmente volver a abrazar a su hija. Pero las secuelas emocionales y médicas siguen presentes.


¿Podría volver a pasar? El miedo a lo desconocido

Una de las preguntas más angustiantes que enfrenta Samantha ahora es si esta complicación puede repetirse en futuros embarazos. Dado lo inusual del caso, los médicos aún no tienen respuestas claras.

“¿Podría volver a ocurrirme? Sí. ¿Fue causado por el embarazo? Nadie lo sabe”, confesó.

Sin embargo, su perspectiva sobre la vida ha cambiado por completo.

“Ya no me preocupo tanto por cosas pequeñas. Viví la muerte de forma distinta, y eso me transformó”, finalizó.



[og_img

Source

Show More
Back to top button